viernes, 10 de agosto de 2012

Y poco a poco mi vida se convirtió en verde.

Desde aquel mes de septiembre, el verde se fue metiendo en mí mente, ocupando poco a poco toda mi pequeña cabeza. He leído miles de pancartas, he visto a miles de personas con esa camiseta verde tan preciosa que hemos lucido durante todo el curso. Un verde puro. Un verde intenso. Un verde que se fue convirtiendo en mi color favorito, tan solo, por ser el de la escuela pública. Un verde que fue dando color a los institutos. A sus verjas con unos lacitos verdes, que conseguían sacarme una sonrisa solo por saber que alguien que estaba luchando, los había colgado.
Mi lucha fue creciendo día a día. Durante este curso no ha sido fácil poder apoyar  la lucha, pero debido a la gente que no le gustaba que los alumnos lucháramos, he luchado con mas fuerza. Quería demostrar que esto no es una tontería. Que nos están quitando los derechos. Que los profesores son personas, y al igual que la enseñanza pública y los alumnos no son recortables. Pienso que ellos no solo han luchado durante este curso por esas 2 horas tan conocidas... Son los que mantienen la enseñanza en este país. Tanto ellos como los médicos, son probablemente, las personas con más mérito. Gracias a los profesores cada uno hemos llegado al punto en el que estamos. Gracias a ellos, yo, empecé mi lucha.
Desde muy pequeña me ha gustado el tema de la política. Me ha gustado saber lo que hacía la gente para ''mantener el país''.
Miles de pancartas me han hecho darme cuenta de toda la verdad... Y que pase lo que pase nuestra lucha será igual o aún más fuerte que hasta ahora.
En cada manifestación he sido más feliz. Los gritos de la gente, los cánticos, y todas esas acciones me han hecho reír, me han hecho coger más fuerza para la siguiente manifestación. Mi lucha por la escuela pública no decaerá.

lunes, 6 de agosto de 2012

Y me duele...

Empezaré diciéndote lo que hace mucho tiempo tengo guardado. Ha pasado mucho tiempo, pero nada me ha hecho cambiar lo que siento. Te quiero, de tal forma que en este mundo no cabe lo que siento. No miento si te vuelvo a recordar que te quiero. Puede ser muy grande, pero a la vez muy cierto; te adoro. También decirte que eres mi risa, mi llanto y mi tesoro. No puedo imaginar mi vida sin tus besos, tus caricias, tus abrazos... Pero también me duele. Me dueles tanto mi vida... Me dueles como una mentira. Me dueles como el tiempo que he tirado a tu lado, me dueles como duelen los ojos de haberte llorado tanto. Y me dueles  tantito, tanto, que sin ti se acaba mi vida. No miento si te vuelvo a recordar que te quiero. Cada vez que recuerdo esa mirada de ojos marrones, en una tarde de primavera. Puede ser muy grande, pero a la vez muy cierto; te adoro.