domingo, 6 de enero de 2013

Sarita.


Nos conocemos desde que éramos dos enanas. Dos completas enanas que iban de la mano de sus madres al colegio. Al principio nos divertíamos mucho juntas, pero con el paso del tiempo, las dos fuimos creciendo y no nos aguantábamos la una a la otra. Sería mi fuerte carácter o su poca paciencia. La cosa es que no nos aguantábamos por nada del mundo. ‘’Son niñas’’, decían. ‘’Se les pasará’’, decían. Pero aquello era una lucha diaria. No podíamos estar juntas, a pesar de haberlo estado todos los días. Tras varias semanas las madres dejaron de irse juntas al colegio. Cada una íbamos por nuestra parte. Hasta llegamos a intentar separarnos de las demás amigas que teníamos. Cosas de crías, sí.
Estuvimos varios años sin hablarnos, pero poco a poco las palabras fueron brotando de nuevo entre nosotras y acabamos hablándonos algo.
En 5º y 6º ya nos hablábamos por completo. Estábamos juntas, aunque a veces discutíamos.
A llegar al instituto todo eso cambió. Las dos estábamos juntas siempre, a pesar de estar con otras muchas chicas. Desde el primero año de instituto ya no nos hemos vuelto a separar. Estamos juntas todos los días, pase lo que pase. Nos apoyamos tanto como podemos. Intentamos sacarnos sonrisas la una a la otra sin importarnos si hacemos el ridículo o no. La cosa trata de ser felices durante el tiempo que estemos juntas.
Hemos vivido montones de momentos. Recuerdo que cuando éramos pequeñitas de camino al colegio hay un garaje que tiene como un muro donde la gente siempre se sentaba y los niños saltaban con mucha alegría. Todos los días saltábamos las dos. Ella siempre era la primera porque era más valiente. Un día decidimos saltar las dos a la vez, de la mano. Ella saltó antes, por lo que me tiró. Desde ese día puedo decir que la cogí mucho asco.
Su nombre es Sara, tiene 14 años al igual que yo, y por desgracia no va a mi clase.
Es alta, con mechas, tiene gafas para leer, no es ni gorda ni delgada, algo intermedio y suele ir pintada. Con respecto al interior a mí me parece una chica que merece la pena conocer. A veces puede parecer un poco borde, pero cuando la conoces de verdad siempre está ahí. Te hace reír porque es una pava. Su ‘’haiga’’ y su ‘’tovia’’ no tienen precio. Reconozco que me pone de los nervios y siempre la acabo diciendo: ‘’haya’’ se dice ‘’haya’’. Pero nada, nunca me hace caso.  Cuando se le mete algo en la cabeza, tiene que ser así por narices.
Pasamos casi todo el día juntas. Por la mañana para ir al instituto, en el recreo, a la salida y luego los viernes por las tardes. En todo este tiempo hablamos de cómo nos gustaría que fuera nuestro futuro. Probablemente no se cumpla, pero ahí queda eso hablado.
Cada una tiraremos por un camino. Ella irá por ciencias y yo iré por mis queridas letras. A las dos nos gusta mucho la carrera de Psicología, a pesar de tener metido yo en la cabeza hacer Filología Inglesa. Desde muy pequeña me atraían los idiomas. Hemos hablado mil y una vez donde queremos estudiar esa carrera, que iríamos juntas y que si es fuera de Madrid, viviríamos las dos juntas en un piso mientras que acabamos la carrera. Cuando la carrera estuviera finalizada cada una tiraría para una parte de España, y probablemente ahí ya nuestra relación de amistad se distanciara un poco. Ella sueña con vivir con su ‘’pequeño amado’’ a pesar de saber los muchos inconvenientes que tendría esa relación. Ella, su Andalucía y to’ la caló’ que hace allí. En cambio mi pequeño novio y yo preferimos el Norte. Nada como una sudadera en verano.  Da igual Galicia, Asturias, Cantabria o el País Vasco.
Está empeñada con un chalet duple. Ojalá la vaya bien en la vida y lo consiga. Yo con una casa normal con jardín preferiblemente me conformo. ín preferiblemente me conformo.  A ella le gustan mucho los animales pero no quiere tener ninguno dentro de casa, cosa que comprendo porque a mí los animales tampoco es que me llamen mucho la atención y menos para tener uno a mi cargo. Pero bueno, la vida es como es, y a Fer (mi novio) le gustan los perros por lo que, habrá que tener un perro. Siempre que hablamos de esto me dice que cuando vaya a su casa con el perro no entro.
Seguramente esta historia no se cumplirá debido a que tenemos 14 años y toda una vida por delante. Conocer gente nueva, aclarar los pensamientos y ver como sigue la cosa. Nuestra amistad sí que me gustaría que durara para toda la vida, y a pesar de toda la distancia que nos pueda llegar a separar, poder comunicarme con ella y saber qué tal le va todo.


Esta historia me ha tocado escribirla porque la señora se aburre y me hace perder a mí el tiempo en escribirlo –ya podría haberlo escrito ella-. Aquí la tienes petarda. Te adoro.

sábado, 5 de enero de 2013

Aclaración.

Deseaba comunicaros, que hoy mismo empezaré a escribir una historia llena de sentimientos. Los sentimientos son ciertos, pero siempre van cargados de algún que otro sueño, ya sabéis. Con esto os quiero decir que no todo lo que escriba tiene que llegar a ser cierto. Ya llegaréis a notar la fantasía que puede llegar a haber en algunos párrafos.